Contribuciones ambientales de las empresas de servicios de turismo ecológico a la conservación y restauración ecosistémica

La Organización Mundial del Turismo define como ecoturismo a un tipo de actividad turística basado en la naturaleza, en el que la motivación esencial del visitante es observar, aprender, descubrir, experimentar y apreciar la diversidad biológica y cultural, con una actitud responsable, para proteger la integridad del ecosistema y fomentar el bienestar de la comunidad local.
El enfoque conceptual corresponde a un turismo ético ambiental donde las empresas de servicios turísticos sean líderes en la responsabilidad ambiental, en la protección, conservación, preservación y restauración de los ecosistemas naturales que proveen los bienes y servicios ambientales. Lo anterior, tomando en consideración cómo ellos se aprovisionan de los recursos naturales y el medio ambiente —por decirlo así— en forma gratuita en sus procesos productivos a través del diseño de atractivos turísticos que ofrezcan las bellezas escénicas y paisajes ecológicos a nivel de cuencas hidrográficas.
El turismo genera aproximadamente el 11 % del producto interno bruto (PIB) global y emplea a unos 200 millones de personas en todo el mundo. Además, transporta a 700 millones de viajeros por año, cifra que se duplicaría para el 2020 (PNUMA, 2003). El crecimiento acelerado de las empresas de servicios turísticos ecológicos ejercen una presión exponencial sobre los ecosistemas frágiles de las cuencas hidrográficas con alta vulnerabilidad ambiental, por el efecto del cambio climático ocasionado por la acción antrópica y la tendencia del ecoturismo en transportar y trasladar a turistas hacia destinos turísticos que ofrecen el mayor confort y beneficio para hacer segura la estadía y experiencia turística, poniendo en riesgo a la naturaleza con los modelos de planificación y gestión territorial ecoturísticos insostenibles.
El Salvador ha desarrollado un crecimiento significativo en el sector turismo, aportando al desarrollo socioeconómico y al PIB. El Ministerio de Turismo aseguró que 2019 tuvo un 16 % de crecimiento de ingresos turísticos, frente a los resultados de 2018. El país recibió, hasta diciembre del 2019, el ingreso de 2.6 millones de turistas, lo que generó un 16 % de crecimiento económico para el país.
El turismo extranjero dejó al país ingresos de 1.777 millones de dólares hasta diciembre del 2019, equivalentes a un aumento de 244.39 millones comparados con 2018 (El Mundo, 2020). El sector turismo se posiciona, después de las remesas familiares, como el segundo sector que más divisas genera al país, en comparación a los 4.641.7 millones de dólares en concepto de remesas familiares que a octubre de 2019 recibió el país (BCR, 2020).
Esto sugiere un tema ambiental de interés nacional participativo para la modernización institucional de las políticas, la cuenta satélite de turismo y los sistemas geográficos de información ambiental para la gestión pública y privada del sector, por la oportunidad que representa para el desarrollo socioeconómico y ambiental territorial. Lo ideal sería que el enfoque estuviera orientado hacia el desarrollo sostenible de las cuencas hidrográficas. A lo anterior se suma la necesidad de darle cumplimiento a los compromisos del turismo en cuanto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de tal forma que aseguren una alianza estratégica entre los lineamientos de los tomadores de decisiones, como los gobiernos, y los empresarios turísticos en las comunidades de los destinos, para que logren un desarrollo sostenible y ecológicamente viable.
Las empresas de servicios ecoturísticos tienen el reto de incorporar en sus modelos de negocios el enfoque antropocéntrico, desarrollando conciencia ambiental y acciones de restauración ecosistémica conservacionista para reconocer que los recursos naturales y el medio ambiente tienen un valor económico por el nivel de bienestar que generan a un turista, por acceder de forma gratuita, es decir, si bien un empresario puede ofrecer un producto turístico porque adquiere un inmueble que cuenta con un recurso natural, nunca podría pagar el verdadero valor de ese escenario. Lo mismo sucede con el turista, pues él paga un valor insignificante por vivir la experiencia en un recurso natural creado por una fuerza o entidad superior incomprensible para la humanidad. Pero no todo es negativo, ya que, sin las empresas que prestan servicios ecoturísticos, quizás los destinos estuviesen mucho más expuestos al uso indiscriminado del ser humano.
A la última aseveración, corresponde la siguiente reflexión: es deber de los empresarios que sacan provecho de los recursos naturales, para ofrecer servicios ecoturísticos, gestionar el destino y sus recursos de manera sostenible.
Manuel Mendieta y Lissette Canales
Equipo coordinador
Programa Ambiental Utec Verde
Revista Enlaces – Publicado en revista enlaces edición °54 marzo 2020